7 Horrible Mistakes You're Making With amor de dios,
- **El desafecto madura en revuelta activa**
Dios, en su infinita comprensión, permitió a Lucifer ejecutar su acción, hasta que el espíritu de desafecto maduró en sublevación. Era vital que sus propósitos se manifestaran completamente, para que su verdadera esencia pudiera ser comprendida por todos. Lucifer era muy estimado por los ángeles, y su poder sobre ellos era fuerte. El dominio de el Altísimo abarcaba no sólo a los habitantes del cielo, sino de todos los planetas que había formado; y el enemigo pensó que si podía convencer a los ángeles en la rebelión, podría arrastrar también a los otros planetas. Usando mentiras sutiles y artimañas, su poder de manipulación era muy poderoso. Incluso los obedientes no podían entender con claridad su verdadera naturaleza ni ver a qué llevaba su misión.
Lucifer había sido tan altamente exaltado, y todos sus acciones estaban tan revestidos de enigma, que era difícil revelar a los habitantes del cielo la verdadera esencia de su intención. Hasta que no se manifestara plenamente, el pecado no aparecería como lo corrupto que era. Los espíritus puros no podían discernir las consecuencias de abandonar la ley divina. El enemigo al principio afirmó que procuraba honrar el nombre de Dios y el interés de todos los ángeles.
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- **La verdad contra el engaño**
En su intervención con el pecado, el Creador sólo podía manifestar la rectitud y la transparencia. Satanás podía aplicar lo que el Altísimo no podía: la lisonja y el fraude. El verdadero carácter del rebelde debe ser entendido por todos. Debe tener tiempo para revelarse por sus hechos malignos.
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- **El engañador desenmascarado**
La discordia que su propio camino había causado en el reino celestial, Satanás la cargó sobre el Creador. Afirmó que todo dolor era el producto de la autoridad celestial. Por lo tanto, era imprescindible que demostrara la ejecución de los cambios que prometía en la ley divina. Su propio camino debe acusarlo. El todo el universo debe ver al rebelde revelado.
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- **Justicia y misericordia**
Incluso cuando se decidió que ya no podía permanecer en el cielo, la inteligencia divina no destruyó a el adversario. La obediencia de las criaturas de Dios debe basarse en la convicción de Su justicia. Los seres celestiales y de otros mundos, al no estar listos para entender las repercusiones del engaño, no podrían haber reconocido entonces la bondad y la misericordia de Dios en la destrucción de Lucifer. Si hubiera sido borrado inmediatamente de la vida, habrían adorado a Dios por obligación y no por convicción. La huella del rebelde no habría sido completamente neutralizada, ni el espíritu de rebelión suprimido. Por el beneficio del cosmos a través de las generaciones perpetuas Satanás debía manifestar más claramente sus principios, para que sus mentiras contra el orden celestial pudieran ser vistas en su verdadera luz por todos los espíritus inteligentes.
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- **Una lección para el universo**
La insurrección de Lucifer debía ser para el todo lo creado un recordatorio de los terribles consecuencias del engaño. Su control mostraría el producto de abandonar la dirección celestial. La narrativa de este terrible proceso de rebelión debía ser una salvaguardia perpetua para todas las inteligencias santas, para salvarlas del engaño y su juicio.
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- **La declaración del rebelde**
Cuando se anunció que con todos sus simpatizantes el líder rebelde debía ser echado de las regiones de la bienaventuranza, el acusador manifestó audazmente su odio por la norma del Creador. Atacó los estatutos divinos como una limitación de la autonomía y declaró su intención de lograr la abolición de la ley. Desvinculados de esta limitación, los ejércitos del cielo podrían vivir un estado más elevado de existencia.
- **Desterrados del Cielo**
el adversario y su hueste atribuyeron la responsabilidad de su sublevación a el Salvador; si no hubieran sido amonestados, nunca se habrían rebelado. Persistentes y desafiantes, pero afirmando blasfemamente ser inocentes perseguidos del gobierno represivo, el enemigo supremo y sus seguidores fueron desterrados del cielo. Véase Revelación 12:7-9.
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El influjo de Satanás todavía genera rebelión en la tierra a los hijos de la desobediencia. Como él, anuncian a los individuos la libertad mediante la desobediencia de la norma divina. La condenación del pecado sigue provocando aversión. Lucifer induce a los hombres a justificarse y a ganar el favor de los demás en su maldad. En vez de enmendar sus errores, excitan la indignación contra el que los reprende, como si él fuera la razón de la situación.
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Por la misma tergiversación del ser de Dios que había realizado en el cielo, haciendo que se le percibiera cruel y tiránico, el engañador indujo al individuo a transgredir. Sostuvo que las inmorales restricciones de el Altísimo habían provocado la transgresión humana, como habían causado su propia rebelión.
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En el exilio de Lucifer del reino de los cielos, el Altísimo declaró su rectitud y honor. Pero cuando el mortal cayó, el Creador dio muestras de su misericordia ofreciendo a su Unigénito para que diera su vida por la raza caída. En la expiación se revela el carácter de el Padre. El gran argumento de la redención prueba que el pecado no era en modo alguno imputable al reino de el Altísimo. Durante el ministerio humano del Mesías, el adversario supremo fue revelado. La impía reclamación de su exigencia de que Jesús le rindiera homenaje, la constante persecución que lo acosó de un lugar a otro, llenando a los corazones de los líderes religiosos y del público a despreciar su misericordia y a gritar: "¡Ejecutadlo, mátenlo!", todo esto excitó el asombro y la ira del universo. El señor del pecado usó todo su poder y astucia para eliminar a el Hijo de Dios. Satanás empleó a los hombres como sus agentes para infundir dolor y agonía la vida del Redentor. Los fuegos reprimidos de la celos y la malicia, del desprecio y la violencia, estallaron en el Calvario contra el Hijo de Dios.
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Ahora la culpa de Satanás se manifestaba sin justificación. Había mostrado su verdadero carácter. Las falsas calumnias de Lucifer contra el Gobierno celestial fueron vistas en su verdadera luz. Había señalado a el Altísimo de ser egoísta al exigir la sumisión de sus siervos, y había proclamado que mientras el Dios ordenaba sacrificio de todos los demás, él mismo no demostraba sacrificio ni hacía renuncia real. Ahora se veía que el Señor supremo había hecho el supremo acto de amor que el cariño celestial podía hacer, porque "el Creador estaba en su Hijo, reconciliando consigo al mundo." 2 Corintios 5:19. Para destruir el pecado, Cristo se había entregado y se había hecho fiel hasta la cruz.
