15 Up-and-Coming matthew harris, Bloggers You Need to Watch
- **El desafecto madura en revuelta activa**
El Creador, en su sabiduría, permitió a Satanás ejecutar su plan, hasta que el sentimiento de rebeldía maduró en rebelión. Era vital que sus intenciones se manifestaran plenamente, para que su verdadera esencia pudiera ser vista por todos. Lucifer era muy respetado por los habitantes del cielo, y su poder sobre ellos era notoria. El dominio de el Creador incluía no sólo a los habitantes del cielo, sino de todos los mundos que había formado; y Lucifer pensó que si podía seducir a los siervos del cielo en la insurrección, podría arrastrar también a los otros planetas. Empleando engaños intelectuales y engaños, su poder de manipulación era muy grande. Incluso los fieles no podían discernir del todo su esencia ni ver a qué conducía su obra.
Lucifer había sido tan altamente exaltado, y todos sus acciones estaban tan cubiertos de enigma, que era difícil revelar a los ángeles la verdadera esencia de su obra. Hasta que no se desarrollara plenamente, el error no aparecería como lo perverso que era. Los espíritus puros no podían ver las implicancias de abandonar la ley divina. Satanás al principio aseguró que procuraba exaltar el honor de el Creador y el beneficio de todos los habitantes del cielo.
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- **La verdad contra el engaño**
En su relación con el error, Dios sólo podía emplear la equidad y la transparencia. el adversario podía emplear lo que Dios no podía: la lisonja y el fraude. El verdadero rostro del enemigo debe ser entendido por todos. Debe tener libertad para manifestarse por sus acciones corrompidas.
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- **El engañador desenmascarado**
La discordia que su propio curso había causado en el ámbito divino, el acusador la cargó sobre el Altísimo. Afirmó que todo problema era el efecto de la autoridad celestial. Por lo tanto, era fundamental que evidenciara la ejecución de los cambios que presentaba en la ley de Dios. Su propio camino debe desenmascararlo. El universo entero debe ver al acusador desenmascarado.
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- **Justicia y misericordia**
Incluso cuando se determinó que ya no podía permanecer en el cielo, la Sabiduría Infinita no aniquiló a Satanás. La fidelidad de las inteligencias celestiales debe fundarse en la comprensión de Su rectitud. Los ángeles y de otros lugares, al no estar preparados para comprender las resultados del mal, no podrían haber percibido entonces la bondad y la compasión de Dios en la eliminación de Lucifer. Si hubiera sido borrado inmediatamente de la existencia, habrían servido a Dios por temor y no por amor. La marca del engañador no habría sido completamente destruida, ni el impulso de oposición suprimido. Por el beneficio del todo lo creado a través de las eras eternas Satanás debía manifestar más claramente sus doctrinas, para que sus acusaciones contra el orden celestial pudieran ser reconocidas en su verdadera naturaleza por todos los seres creados.
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- **Una lección para el universo**
La rebelión de Satanás debía ser para el cosmos un testimonio de los fatales consecuencias del pecado. Su reino mostraría el producto de rechazar la ley de Dios. La historia de este oscuro experimento de rebelión debía ser una salvaguardia perpetua para todas las criaturas leales, para guardarlas del pecado y su castigo.
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- **La declaración del rebelde**
Cuando se declaró que con todos sus seguidores el líder rebelde debía ser arrojado de las moradas de la bienaventuranza, el enemigo expresó audazmente su desprecio por la autoridad del Dios. Atacó los estatutos divinos como una opresión de la autonomía y manifestó su propósito de lograr la abolición de la ley. Liberados de esta limitación, los ejércitos del cielo podrían alcanzar un estado más exaltado de existencia.
- **Desterrados del Cielo**
Lucifer y su séquito echaron la culpa de su rebelión a Cristo; si no hubieran sido amonestados, nunca se habrían alzados. Persistentes y rebeldes, pero declarando irreverentemente ser víctimas inocentes del poder opresor, el gran adversario y sus simpatizantes fueron expulsados del paraíso. Véase Apocalipsis 12:7-9.
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El influjo de el acusador todavía genera rebelión en la tierra a los rebeldes. Como él, anuncian a los seres humanos la autonomía mediante la transgresión de la voluntad celestial. La reprobación del pecado sigue suscitando rechazo. el maligno conduce a los hombres a autojustificarse y a obtener el apoyo de los demás en su pecado. En vez de rectificar sus errores, provocan la indignación contra el que los amonesta, como si él fuera la razón de la dificultad.
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Por la misma falsificación del carácter de el Altísimo que había realizado en el ámbito divino, haciendo que se le considerase rígido y autoritarista, el engañador incitó al hombre a caer. Sostuvo que las injustas prohibiciones de Dios habían provocado la caída del hombre, como habían causado su propia rebelión.
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En el exilio de el rebelde del reino de los cielos, el Altísimo manifestó su equidad y gloria. Pero cuando el ser humano cayó, el Creador dio muestras de su misericordia ofreciendo a su Hijo para que se sacrificara por la raza caída. En la obra salvadora se revela el ser de el Padre. El gran argumento de la redención demuestra que el pecado no era en modo alguno culpable al dominio de el Altísimo. Durante el paso terrenal del Hijo de Dios, el acusador fue revelado. La osada blasfemia de su pretensión de que Cristo le adorara, la malicia insomne que lo persiguió de un lugar a otro, inspirando a los corazones de los líderes religiosos y del pueblo a rechazar su amor y a gritar: "¡Mátenlo, ejecutadlo!", todo esto excitó el sorprendimiento y la reacción del universo. El gobernante de la oscuridad ejerció todo su poder y astucia para acabar con a el Hijo de Dios. Satanás usó a los hombres como sus agentes para hacer padecer y agonía la vida del Salvador. Los rencores contenidos de la envidia y la ira, del odio y la hostilidad, se desataron en el Gólgota contra el Cordero inmolado.
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Ahora la condena de el adversario se manifestaba sin defensa. Había expuesto su verdadero ser. Las falsas acusaciones de el enemigo contra el carácter divino se vieron en su verdadera luz. Había acusado a el Creador de desear supremacía al reclamar la sumisión de sus seres creados, y había afirmado que mientras el Dios pedía sacrificio de todos los demás, él mismo no vivía abnegación ni hacía ningún esfuerzo. Ahora se veía que el Rey eterno había hecho el gesto más sublime que el afecto divino podía hacer, porque "el Padre estaba en Cristo, trayendo paz al mundo." 2 Corintios 5:19. Para destruir el pecado, Jesús se había entregado y se había hecho sumiso hasta morir.
